La organización de esta actividad complementaria empezó de hecho antes del propio día. Es decir, la actividad "no empezó" con todos reunidos con sus respectivas bicicletas sino el día anterior en el aula de clase. Allí se nos informó de las medidas básicas de protección que deben estar presentes en una salida de estas características: casco, gafas protectoras y guantes (también es importante el llevar una cámara de repuesto). Nos citamos en un punto de la ciudad pero dado que la actividad empezaría de forma individual, cuando cada uno saliera de su casa, también recibimos las normas básicas de circulación para una bicicleta en un área urbana.
Ya el propio día y con todos reunidos la organización de la ruta sería en fila (sin excesivos espacios entre los miembros) de forma que nadie pudiera ir por delante del profesor ni por detrás de un último alumno (fijado de antemano). Al ser un grupo numeroso el respeto por los peatones fue una de las pautas a seguir, de ahí el hecho de nunca ocupar al completo un camino y de reducir la velocidad al pasar junto a uno.
Otro de los puntos a mencionar fue el correcto uso de los cambios de coronas y platos. Usando por ejemplo el plato pequeño para subir pendientes, el medio para una circulación cómoda y el grande solo para adquirir velocidad en un terreno favorable. Cada plato trae consigo un correcto uso de las coronas cuya norma básica es evitar un excesivo cruce de la cadena ya que podría romper.
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